Categorías
Las biocerámicas se dividen en dos grandes categorías: bioinertes y bioactivas. Las bioinertes, como el óxido de aluminio y el zirconio, no se degradan ni reaccionan químicamente una vez implantadas en el cuerpo. Estas biocerámicas están diseñadas para permanecer intactas durante largos periodos, proporcionando soporte estructural o funcionalidad sin deteriorarse.
Por otro lado, las biocerámicas bioactivas como el fosfato de calcio y el vidrio bioactivo, tienen la capacidad de interactuar con el entorno biológico. Estas pueden ser parcialmente biodegradables. En algunas aplicaciones, se diseñan para degradarse gradualmente en el cuerpo y ser reemplazadas por tejido óseo natural. Este proceso es beneficioso en aplicaciones donde se desea que el material sirva de andamiaje temporal, promoviendo el crecimiento del hueso antes de descomponerse sin dejar residuos dañinos.
No todas las biocerámicas son biodegradables. Las bioinertes están diseñadas para ser permanentes, mientras que algunas bioactivas pueden ser biodegradables dependiendo de su composición y el entorno en el que se utilizan. La biodegradabilidad de una biocerámica se ajusta a las necesidades específicas del tratamiento médico, asegurando la integración y el funcionamiento adecuado en el cuerpo humano.